Aunque no suelo rechazar una partida al Monopoly, lo hago más por el hecho de jugar con gente antes que por el juego en si. Y es que, al fin y al cabo… ¿cuantas veces he conseguido acabar una partida siguiendo las reglas al pie de la letra?
Muy pocas. El Monopoly es un juego que, si bien a muchos le puede resultar divertido, también tiene algunas decisiones de diseño realmente cuestionables y que restan bastante de la diversión general.
Aunque el primer Monopoly que podríamos identificar como tal fue publicado en Estados Unidos en 1935 de mano de Parker Brothers, la idea original data de principios de 1900, cuando Elizabeth J. Magie decidió crear un juego de mesa con el que demostrar los peligros y consecuencias del acaparamiento de tierras. El cómo de un juego educativo se ha llegado al superventas familiar que es ahora mismo es todo un misterio para mí.
Y es que en este juego encuentro varios detalles a la hora de jugar que, personalmente, no me gustan nada.
El primero de ellos es la condición de fin de juego: un jugador gana cuando el resto son eliminados. Y para ser eliminados, tienen que perder todo su dinero.
Recordemos que los jugadores ganan dinero cada vez que dan una vuelta, lo cual ya está haciendo que las partidas se alarguen. Y cuando entramos en el late game, las últimas fases del juego en la que todos los terrenos están vendidos y construidos, los eliminados se deciden por lo que sacas en el dado para ver en el terreno de quien caes ese turno. No tienes ningún control sobre lo que hacer y cualquier atisbo de estrategia desaparece por completo. Aparte, por supuesto, de la… dudosa estrategia de meterte en la cárcel y no salir para no tener que pagar a nadie.
Otro detalle que va de la mano de este es el hecho de que es un juego eliminatorio. Los jugadores tienen que ir perdiendo uno tras otro hasta que solo queda uno. Nunca he sido muy fan de este tipo de juegos (y, por ejemplo, es una de las mayores pegas que le pongo al Bang!) ya que corta la diversión de los eliminados de raíz. Y teniendo en cuenta que pese a haber un eliminado el juego puede continuar durante horas, me parece que va totalmente en contra del concepto de «diversión familiar» que acompaña este tipo de juegos de mesa tradicionales.
Tampoco me convence demasiado la colocación de las casillas. De primeras puede parecer que uno puede elegir entre gastar poco dinero en las primeras zonas, más baratas, para empezar a construir rápido, o esperar hasta las últimas que son más caras pero proporcionan más beneficios. Pero cuando son los dados los que eligen la casilla en la que caes, lo mismo tu estrategia nunca llega a realizarse y te quedas vendido. Al final, parece que el juego lo gana el que tenga mejor suerte. O lo pierde el que tenga peor suerte, que es casi lo mismo.
Y todo esto es sin contar la infinidad de reglas de la casa que todo el mundo mete en este juego. En mi casa, si bien no llegamos al extremo de usar lonchas de mortadela en vez de cartas, si que somos muy dados a hacer favores e intercambios: «no te pago esta y a cambio tu no me pagas la siguiente» o «te hago un descuento si hoy la basura la bajas tu». Por supuesto, en cuanto este tipo de tácticas entran en juego es porque sabemos que en realidad la partida ya ha acabado y solo estamos retrasando lo inevitable… el momento en que todos nos miramos y decidimos guardarlo todo sin mirar quien ha ganado porque hace un rato que el juego dejó de ser divertido.
¿Sabéis lo que si es divertido? Indagar por Internet y encontrar cosas curiosas sobre este juego. Lo primero de todo, os recomiendo echar un vistazo a la historia del juego. Y después, si tenéis ganas, nada como ver la probabilidad de caer en cada casilla del tablero. Y si aún así seguís con ganas de jugar pero no tenéis a nadie cerca… podéis probar este Monopoly Online.
Completamente de acuerdo con tu declaración sobre dado de mesa, digo juego….
Si bien es verdad que la versión de monopoly para iPad + juego de sema tradicional (monopoly zapped) disminuye un poco la cuestión de suerte y da opciones a que tu habilidad (que no estrategia) sea la que decante a veces la balanza a tu favor, ya que incluye mini juegos en los que luchar contra tus contrincantes y ganarles en un minijuego…. Esta versión del juego resume en Monopoly tradicional + Mario Patry.
Lo que si odio son las malditas horas interminables en las que,los que pierden en 20 minutos, se pueden quedar mirando (o durmiendo) durante horas.
Estuve investigando un poco sobre estas versiones más «modernas» del juego, y han metido cosas para acelerar un poco las partidas… aunque siguen centrándose en el azar principalmente. Que oye, no es nada malo, es solo que a mi lo de no poder controlar tu partida no me termina de gustar…